Uno de los clásicos que se recuerda con cariño es la miniserie de 1983 donde Bill Mantlo y Rick Leonardi unieron su trabajo y sus destinos con los protagonistas, Capa y Puñal (diseñados por Ed hannigan).
Con un entintador de lujo como Terry Austin para acompañar al primerizo (pero para nada poco preparado Leonardi), la miniserie de 4 números presentaba el origen y las motivaciones de los personajes y los ponía al frente de una problemática social que aún está con nosotros: la drogadicción y sus consecuencias.
Con ambos protagonistas como actores principales más una agente de policía y un sacerdote como secundarios, Mantlo sentaba las bases de lo que narraría a posteriori en la serie regular de 11 entregas, buceando en el contraste entre un joven de raza afroamericana de una familia con problemas económicos y su compañera solitaria, que posee todo lo que el dinero puede dar salvo el cariño y el amor de una madre y de un hogar. Al mismo tiempo, Mantlo aprovechaba el choque entre los dos extremos en que se encontraban los personajes, la luz y la oscuridad, y la dependencia entre ellos para sobrevivir, no sólo literalmente, sino psicológica y afectivamente.
Un clásico que ha sobrevivido estupendamente al paso del tiempo.
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