Visité Atenas (que está llena de posibilidades, excelentes museos, La inolvidabla Acrópolis, la zona de restaurantes y recuerdos...), Delfos (con su impresionante entorno natural, lugar del famoso e influyente oráculo al que acudían a consultar las naciones antiguas), y ya en la Península del Peloponeso, todo el resto de ciudades y pueblos que vienen a continuación: Corinto (que enlaza la parte norte de Grecia con la Península, donde se puede ver la ardua obra del istmo por donde pasan las embarcaciones, y la antigua ciudad), Acrocorinto (una fortaleza con unas vistas inolvidables que llegan hasta el cercano mar), Nauplia (una pequeña ciudad costera, bonita y agradable, reposada y cercana), la cómo no indispensable Olimpia (cuna de los Juegos que reunían a todas las naciones del mundo griego, y que marcaban la paz en los días en que estos se celebraban, con su recinto arqueológico repleto de edificios en torno al Santuario de Zeus Olímpico. El Santuario tuvo una gran influencia e importancia, efectuando labores de tribunal decisorio en los conflictos entre pueblos griegos.). También complicado de olvidar el teatro de Epidauro, perfectamente conservado, tanto la zona baja más antigua -griega-, como la romana añadida posteriormente, y todo el amplio recinto. La tranquilidad de las suaves playas en las cercanías de Olimpia (del pueblo llamado Kastro por el castillo de su cúspide) fueron el descanso merecido para continuar camino. Argos merece la pena por su Teatro, alto y difícil de escalar, y la visita a los recintos arquológicos de la antigua Micenas son también imprescindibles, con sus tumbas y tesoros, el siempre impresionante entorno y vistas...
La Garganta del río Lusios aportó el contacto directo con la naturaleza en un paseo agotador pero muy relajante, donde se pueden visitar Monasterios ortodoxos del siglo XII, donde aún viven monjes actualmente. Poco queda en la actual Esparta de la civilización espartana antigua, dado que su cultura estaba volcada en la militarización de la sociedad, y no en la creación artística o filosófica. Aun así algún vestigio se puede encontrar, principalmente en el Museo de la ciudad. Cercana a ésta se encuentra Mistra, una ciudad Franca abandonada que se puede visitar, con Monasterios e iglesias Bizantinas. Una bonita visita en otro entorno privilegiado.
Otros muchos lugares hay para descubrir según se sigue la ruta para ir hacia algún otro lugar. Sorpresas en pequeños pueblos de montaña, Templos impresionantes perdidos en medio de la nada y el horizonte delante de nosotros. Un viaje que siempre vivirá conmigo...
Foto 1: Garganta del río Lusios con el Monasterio Moní Agíou Ioánnou Prodrómou. del siglo XII.
Foto 2: Pueblo de Kastro, cerca de el castillo de Clemutsio (cercanías de Olimpia).
Foto 3: Casa particular en Nauplia.
Foto 4: Esfinge de los Naxos. Museo Arqueológico de Delfos.
Foto 5: Mistra, ciudad Franca.
Foto 6: El Áuriga de Delfos. Museo Arqueológico de Delfos.
Foto 7: Joven de Maratón de Praxíteles. Museo Arqueológico de Atenas.
Yo estuve en Grecia 15 días hace 10 años y todavía recuerdo cada momento, es un país mágico.
ResponderEliminarSí que lo es. Según escribía el post me acordaba de más y más sitios geniales que vivitamos.
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