Una de las novelas más hermosas que he leído nunca.
Las navidades pasadas un pequeño libro llamó mi atención:
Tenía un precioso cuadro de Norman Rockwell como portada (Chica ante el espejo, de 1954) y una remarcable crítica de Paul Auster recomendándolo.
Betty Smith creó una obra redonda, hermosa, llena de matices, miradas y profundidad que cautiva a poco que se adentra uno en ella. Los personajes se funden con el lector y le acompañan como si uno realmente los conociese o fuese vecino suyo.
Los inicios de los años veinte del siglo pasado, Brooklyn, y la pobre aunque luchadora familia Nolan son los protagonistas. Francine, la pequeña, delgada y tremendamente curiosa niña de la familia es el centro de la trama. Su inteligencia y sensibilidad hacia la vida vertebrarán al resto de personajes y tramas secundarias.
El propio título no es más que una metáfora de la historia. Si esto no es poesía, pocos escritos lo serán...
La autora nació a finales del siglo XIX en Brooklyn, de familia de inmigranes alemanes. Pese a dedicarse al teatro, el éxito de la novela consiguió que escribiese otras tres obras narrativas.
El director Elia Kazan adaptó a la gran pantalla la novela.
Una frase de pequeña Francine:
"¿Qué? ¡Ah! La novela. La escribí a ratos perdidos. No se tarda mucho en escribir sobre temas de los que no se sabe nada. En cambio, la realidad cuesta mucho más, porque hay que vivirla primero".
Solo tengo que decirte: Gracias
ResponderEliminarGracias a Betty, que lo escribió.
ResponderEliminarme alegro de que los disfrutases como yo.