Ardalén

Cuando uno afirma que una historia es imprescindible suele estar poniendo el listón muy alto, por lo que en ocasiones no le hace ningún favor ni al autor ni al consumidor de dicha historia al asegurarlo, al situar las expectativas demasiado arriba. 

Por eso no voy a afirmar nada de esto. Cada uno es capaz de encontrar sus historias imprescindibles, aquellas que le llegan al corazon, estimulan su mente y su energía y le zambullen en nuevos universos y posibilidades.

Pese a no afirmarlo, he de decir que este trabajo (que  ha llevado al autor más de tres años) es sin duda una grandísima obra. 

El excelente y brillante trabajo gráfico (que obviamente salta a la vista) de Prado permite recrearse en cada gesto, en cada mirada, en cada rincón de la memoria de los personajes...las envidias, el egoísmo, la sinceridad, la duda, el interés, los anhelos, los recuerdos...todo está ahí, como si se tratase de personas reales, de pequeños retazos de fotografías antiguas (y recientes).

¿Qué papel juega la memoria en la vida? ¿Cuánto hay de inventado y de falso en nuestros recuerdos? ¿Cómo reinventarse a uno mismo cada mañana al mirarse al espejo?

Prado bucea en todo esto y lo hace como pez en el agua. Su "realismo mágico" es desde hace ya tiempo una de las marcas de fábrica del autor. Y en esta ocasión nos ha brindado todo lo mejor de lo que nos puede dar (que es muchísimo).