Una de las franquicias "no hot" de los últimos años, revitalizada por obra y gracia del talentoso guionista, se queda sin su artífice principal, tras años de tramas e historias más que entretenidas.
Johns consiguió dotar de realismo y profundidad al cuerpo, dando vueltas de tuerca una tras otra, expandiendo al cuerpo en una orgía de color y posibilidades.
Junto a él, destacando por encima de todos gráficamente, Doug Mahnke, cuyo talento a base de trabajo le ha colocado en primera línea, y de manera merecida. Mahnke ha sido uno de los pocos dibujantes capaces de reflejar toda la profundidad del instante con tan sólo un pequeño gesto. Nunca Sinestro nos ha parecido más arrebatador, potente y profundo como en sus manos.
La historia cierra en un final épico en el que Johns se despide con un bonito homenaje a la esencia de lo que ha sido la colección y su propio trabajo en ella.
Larga vida a los Green Lanterns.
Para mí, todo lo que se escriba después de Johns, es fanfic ;)
ResponderEliminarDe acuerdo por completo
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