Finales de los años 70 del pasado siglo. Los editores Ralph Macchio y Rick Marschall le plantean a John Buscema qué le apetece hacer cuando Weirdworld acabe en breve...y John lo tiene claro. Quiere desarrollar el plot de una historia que le ronda en la cabeza desde hace tiempo a la vez que la dibuja.
Sin ninguna restricción, John comienza y el también inmenso Tom Palmer, se encarga del entintado y grises (negándose a ir al hospital a pesar de problemas muy dolorosos en su pierna). Problemas a la mitad del proyecto al irse un poco por las ramas hacen que John pida ayuda, y Doug Moench se suma al proyecto para echar una mano y ambos autores dan con el final para la historia.
En el año 80 se publica finalmente, y el resultado son casi sesenta rotundas páginas con la mejor calidad posible, con una fuerza y una potencia abrumadoras. La historia en sí quizás esté falta de ritmo o le sobre grandilocuencia, pero sin duda el trabajo gráfico bien merece la pena de disfrutarse.
John Buscema es mi preferido de todos los grandes del cómic.
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