Interesante y curioso relato, este protagonizado por Samson Raphaelson, escritor y dramaturgo neoyorquino que colaboró con el conocido director de cine Ernst Lubitsch en ocho ocasiones.
Brevemente (la historia apenas llega a cincuenta páginas aunque es lo suficientemente profusa para entenderla y disfrutar de la misma), Raphaelson relata ya anciano cómo fue aquella relación intensamente laboral, y la importancia de la misma, así como su influencia en lo personal, y la importancia que tuvo en su vida.
En 1943 Lubitsch sufrió un ataque al corazón y Raphaelson creyó que había muerto. Escribió un elogio a su amigo y compañero, pero Ernst se recuperó. Ese elogio llegó a manos del director, y años después se lo confesó a Rapahelson. Ese elogio marcó un antes y un después en la vida de Raphaelson, aclarándose a sí mismo lo que Ernst suponía en su vida, y tras la confesión, aquella conversación entre ambos fue hermosamente esclarecedora y enriquecedora para ambos.
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