"Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, Mi señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón ,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado -añadió-,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín".
Este es uno de los poemas publicados en Aquí, el último poemario de la premio Nobel de literatura, editado en castellano por Bartleby Editores.
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, Mi señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón ,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado -añadió-,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín".
Este es uno de los poemas publicados en Aquí, el último poemario de la premio Nobel de literatura, editado en castellano por Bartleby Editores.
Recuerdo cuando escuche la noticia de su muerte en las noticias. Estaba en la facultad, en un trabajo de campo, pasando la noche en un albergue. Nadie mas le dio importancia, pero para mi fue un bajon.
ResponderEliminarMuy bonito, y el poemario también.
ResponderEliminarMiguel A:
ResponderEliminarVaya, encima de bajón, si a nadie le afectó tanto, sería bajón doble. Sorry...
Carmen:
Sí que lo es, sí.
¡Me gusta que te guste!