El gran escritor pasó por la capital la semana pasada, con encuentro-charla y sesión de firmas con los lectores incluídos, aprovechando que presentaba nuevo libro (Diario de Invierno, su título).
Obviamente la ocasión única atrajo a numerosos aficionados a su trabajo y todos acudimos a la sesión de firmas realmente animados, sin importar el tiempo de espera (que en mi caso fue de dos horas).
Tras salir con mi libro dedicado (la firma se limitó a sólo una por persona, en la página del título), la cola llegaba aún hasta la Castellana y doblaba un buen trecho.
Auster empezó a firmar antes de la hora, y se le notaba ya un poco cansado, pendiente más del próximo libro por firmar que de charlar un par de frases con cada aficionado, visto el mogollón que aún le quedaba por atender.
Pese a todo, la espera fue animada, conseguimos ver un momento al que en mi caso es el autor vivo que más me interesa de la actualidad, y la gente de Fnac se portó estupendamente, con todo bien organizado, y nos regaló un imán de nevera recordando el acontecimiento al mismo tiempo que sacaba bandejas de cookies, tarta de manzana y pequeños donuts de chocolate para toda la gente que esperaba su ocasión para visitar al escritor.
Mi agradecimiento a David Fernández por ceder amablemente la instantánea.
Obviamente la ocasión única atrajo a numerosos aficionados a su trabajo y todos acudimos a la sesión de firmas realmente animados, sin importar el tiempo de espera (que en mi caso fue de dos horas).
Tras salir con mi libro dedicado (la firma se limitó a sólo una por persona, en la página del título), la cola llegaba aún hasta la Castellana y doblaba un buen trecho.
Auster empezó a firmar antes de la hora, y se le notaba ya un poco cansado, pendiente más del próximo libro por firmar que de charlar un par de frases con cada aficionado, visto el mogollón que aún le quedaba por atender.
Pese a todo, la espera fue animada, conseguimos ver un momento al que en mi caso es el autor vivo que más me interesa de la actualidad, y la gente de Fnac se portó estupendamente, con todo bien organizado, y nos regaló un imán de nevera recordando el acontecimiento al mismo tiempo que sacaba bandejas de cookies, tarta de manzana y pequeños donuts de chocolate para toda la gente que esperaba su ocasión para visitar al escritor.
Mi agradecimiento a David Fernández por ceder amablemente la instantánea.
¿Qué son dos horas de espera para un skecth-hunter profesional? Enhorabuena, porque ya me habría gustado a mí pillar una firma de Auster.
ResponderEliminarJajajja, eso comentaba con las compañeras de la fila....que ya estaba acostumbrado..XD
ResponderEliminarPor cierto, ayer me acabé la lectura del Diario. Muy bueno (again)