Recién leída junto a la también estupenda Polina, a la que hacía tiempo que tenía ganas de acercarme, ambas obras son un viaje al descubrimiento personal, un canto realista, sincero y natural de la evolución personal, de la búsqueda de uno mismo y de su lugar en el mundo, de su auto definición respecto al mundo que le rodea.
Centrándonos hoy en
La Blusa, Vivès narra con suficiencia y una aparentemente sencilla narrativa y definición gráfica, la vida de una joven estudiante parisina, con una vida estandarizada y gris, sin mucha motivación, hasta que un simple objeto aparece en su vida. Ese será el punto de inflexión para el cambio y su explosión y desarrollo, fundamentalmente sexual, pero también vital. El sexo y la atracción serán el motor del cambio.
Maravilloso, Señor Vivès.
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