"Aquellos años veraneábamos en la costa.
La familia era numerosa y los descuidos crecían según lo hacía aquella. No tanto como para dejarnos a alguno de sus miembros por el largo camino hasta aquel paraíso infantil -ya no tan infantil para algunos-, en aquellas interminables paradas de emergencia que los más pequeños reclamaban nada más arrancar el coche, pero lo suficiente para olvidar esto y aquello, repetir lo que no se necesitaba y cargar con el utensilio antiguo y roto que se sustituyó por otro nuevo y sin estrenar que quedó en el hogar.
En el año 69 pasaron muchas cosas. Entre otras, la luna fue al encuentro del hombre.
También fue el año en que el bañador de J... no apareció. J... tenía ya ocho o nueve años. Comenzaba a cambiar y la vergüenza asomaba en sus actos. Los demás estaban chapoteando y, aunque sus ganas eran tremendas, no se atrevía a bañarse desnudo.
Nuestro hermano mayor encontró la solución. Le dijo: ¡Pero si todos los culos y los pitos son iguales! Lo que tienes que hacer es taparte la cara con las manos...
Aquello le convenció. Siguió el consejo y con la mano abierta lo justo para permitirle ver por dónde iba, se bañó y disfrutó del día veraniego de aquel año 1969, recordado por muchos como aquel en que la luna se encontró con el hombre.
Para mí fue también el año en que ocurrió el primer baño familiar con título de cuadro:
Niño desnudo con mano en la cara".
JC
La familia era numerosa y los descuidos crecían según lo hacía aquella. No tanto como para dejarnos a alguno de sus miembros por el largo camino hasta aquel paraíso infantil -ya no tan infantil para algunos-, en aquellas interminables paradas de emergencia que los más pequeños reclamaban nada más arrancar el coche, pero lo suficiente para olvidar esto y aquello, repetir lo que no se necesitaba y cargar con el utensilio antiguo y roto que se sustituyó por otro nuevo y sin estrenar que quedó en el hogar.
En el año 69 pasaron muchas cosas. Entre otras, la luna fue al encuentro del hombre.
También fue el año en que el bañador de J... no apareció. J... tenía ya ocho o nueve años. Comenzaba a cambiar y la vergüenza asomaba en sus actos. Los demás estaban chapoteando y, aunque sus ganas eran tremendas, no se atrevía a bañarse desnudo.
Nuestro hermano mayor encontró la solución. Le dijo: ¡Pero si todos los culos y los pitos son iguales! Lo que tienes que hacer es taparte la cara con las manos...
Aquello le convenció. Siguió el consejo y con la mano abierta lo justo para permitirle ver por dónde iba, se bañó y disfrutó del día veraniego de aquel año 1969, recordado por muchos como aquel en que la luna se encontró con el hombre.
Para mí fue también el año en que ocurrió el primer baño familiar con título de cuadro:
Niño desnudo con mano en la cara".
JC
Mil gracias al amigo Claudio por la inspiración
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