El último trabajo de Paco Roca continúa en la línea del redescubrimiento vital, de la reconstrucción del pasado familiar, que tan presente está de una o de otra manera en obras anteriores.
Con La Casa bucea en su propia biografía para homenajear a su propia padre. La Casa es el aglutinador familiar, el lugar en el que todos sus miembros construirán sus primeros recuerdos importantes, en el que se vincularán unos a otros, el lugar al que volverán para rememorar, volver a compartir y descubrir en solitario o unidos, lo que su padre, el resto de la familia y el lugar han supuesto en sus vidas.
Gráficamente la línea es la misma, aunque el trazo parece algo más suelto.
En cuanto a lectura, resulta amena, sencilla, con algunos momentos destacables, con un poso amable y universal, que hace que uno pueda identificarse fácilmente con la historia y con los personajes al visitar lugares y vivencias comunes. En cualquier caso seguramente sea más fácil hacerlo si uno ha pasado por una situación similar, y aquellos que no lo hayan hecho podrán sin problemas imaginar que aquello seguramente sea similar a lo que hubiesen podido vivir si hubiese sido el caso.
Y con todo esto dicho, bien es cierto que siendo éste un relato más personal y por tanto con mayor facilidad para enganchar con el lector sentimentalmente hablando (uno de los fuertes de Paco en la mayoría de sus obras), comparte en mi experiencia lectora (aunque menor en comparación con la anterior obra, Los Surcos del Azar), una cierta falta de fuerza, de intensidad, de ambientación mágica en cuanto al brillo que los personajes podrían tener y no tienen. Tal vez sea cosa mía, o que simplemente Paco esté más interesado en relatarnos sin hacer uso de dichos picos emotivos y más carismáticos, dotando a la historia de un tono más cercano al "documental", más cerebral y realista que "creativo".
En cualquier caso, tengo que decir que echo de menos ese brillo en sus obras...
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