Publicado hace 28 años, la miniserie de género negro de 12 entregas creada por Howard Chaykin removió al mundo del cómic por su alta carga sexual y la manera en que fue mostrada. De hecho para evitar se publicitada y vendida como pornografía, fue distribuida en el interior de bolsas de plástico.
Gráficamente seguramente sea de lo mejor de Howard, que si bien nunca fue un maestro en esta faceta sí que destacó en el aspecto narrativo, con un acabado además, trabajado y expresivo.
En cuanto a la historia, y leída de manera completa estos días (y por tanto lejos de aquellos años en que el impacto de su publicación), no deja de ser divertida por su excesos, fresca y liviana, gamberra y ofensiva deliberadamente, pero nada especialmente destacable por su calidad literaria (en realidad no fue ese su objetivo, como dice el propio Chaykin: "El cómic se hizo en una época en la que se estaba hablando seriamente sobre la creación de un sistema de clasificación, y la idea era que yo hiciese un cómic alarmante y ofensivo...y divertido"). Efectivamente lo consiguió, y su trabajo se convirtió en un icono de la historia del cómic...
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