Una vez más el cine dentro del cine crea magia en la pantalla, en esta ocasión con esta tragicomedia perfectamente orquestada en cuanto a equilibrio temático y emocional, guión y casting y dirección de intérpretes tanto principales como secundarios.
Un equipo de profesionales británicos recibe el encargo de realizar una película para elevar la moral del público británico durante la segunda guerra mundial. Con este punto de partida, las vidas de todos los implicados se verán afectadas, no sólo por la guerra y los bombardeos en curso sobre la capital londinense, sino por cómo influirán unos en otros durante ese proceso tan hermoso y complicado que es realizar una película.
Estupenda la química entre los protagonistas, perfecto el papel de los secundarios y un como siempre exultante Bill Nighy.
Estupendo visionado para una película interesante, agridulce y hermosa.
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