"Miro tu rostro. Repito el gesto tan a menudo como la buena educación lo permite hacer (o eso me digo a mí mismo). Es hermoso.
Intuyo tu alma. Es elegante, complicada e inteligente.
Notas que te miro, pero quizás estés acostumbrada.
Te mantienes ocupada.
Me despido, casi en silencio.
Cuando el ascensor está a punto de cerrarse, me asomo por última vez...
Y tú haces lo mismo".
Intuyo tu alma. Es elegante, complicada e inteligente.
Notas que te miro, pero quizás estés acostumbrada.
Te mantienes ocupada.
Me despido, casi en silencio.
Cuando el ascensor está a punto de cerrarse, me asomo por última vez...
Y tú haces lo mismo".
J.C.
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