En este noveno tomo, Powell continúa metiendo en un tono cada vez más oscuro las tramas de la serie, en lo que a mi parecer no es más que un error que le quita frescura y diversión a la serie (uno de sus atractivos inciales).
Sigue dibujando increíblemente bien, pero echo mucho de menos esas risas (contadas últimamente con cuentagotas) despreocupadas, gratuitas, hirientes y bastas a partes iguales.
Lo curioso de este volumen es que poco más de la mitad es la dibujada por el creador (aquella que cada vez me gusta menos por este tratamiento, aunque el homenaje a las historias de horror de la EC, es acertadisimo), mientras del resto se ocupan otros autores como Kyle Hotz (con guiones también a cargo de varios autores, con por ejemplo John Arcudi). Precisamente estas, que reflejan mejor el espíritu inicial de la serie son ilustradas por autores francamente lamentables como los hermanos Fillbäch o el propio Hotz (del que no soy fan) entre otros. Algunas son demasiado absurdas para incluso detenerse en ellas, aunque otras tienen su gracia.
Los veteranos Trimpe y Milgron firman una de las historias a modo de anécdota.
Pero en definitiva, The Goon comienza a no ser para mí...
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