lunes, 14 de noviembre de 2016

Presentaciones: Sherlock Holmes y el legado de Moriarty

Los pasados 21 y 22 de octubre los autores del cómic (Sergio Colomino y Jordi Palomé) presentaron en Madrid su obra en la librería Estudio en Escarlata, y en la librería Generación X respectivamente.

Jaume Gabaldá, del Círculo Holmes, fue el encargado de hacer de introductor y maestro de ceremonias el viernes, con un guión perfectamente preparado con el que presentó
a los autores y a su trabajo (hay que recordar que esta es la precuela de su primera obra, Sherlock Holmes y la conspiración de Barcelona, publicada hace cuatro años), la evolución de los mismos, y así mismo se convirtió en el esquema vertebrador con el que comentar ambos proyectos, su evolución y desarrollo, así como intereses e influencias de los autores.

Multitudinaria esta primera charla, con turno de preguntas y de firmas (imaginativas por parte del guionista y preciosas por parte del artista), repasó los temas mencionados más arriba.

El método de trabajo que siguen comienza con un guión que se convierte en gráfico por parte del guionista, que es entregado al dibujante y que ya a partir de ahí es modificado según este último piensa que va a mejorar la narrativa o lo que necesite la página en ese momento.

La labor de investigación es inmensa, pues intentan ser lo más verosímiles posibles sin llegar a extremos enfermizos, pero todo debe de poder encajar en la época que reflejan (ya sea la Barcelona del primer tomo o el San Petersburgo de esta precuela). Vestimenta, calles, edificios, etc, deben quedar lo mejor posible en la página. 
No sólo es una labor documental gráfica (para lo que internet ha ayudado mucho), sino que el propio guionista visitó un par de veces Rusia (una de ellas específicamente para documentarse). Colomino señaló que visitar los lugares es importante y enriquecedor, pero que hay que comprobar posteriormente si lo que se ha visto era así en la época zarista, en la que se desarrolla la historia.

Palomé comentó que en ocasiones tras dibujar unas escenas con calles y localizaciones se daba cuenta de que la disposición real no era la adecuada, por lo que tenía que rehacer el trabajo, aunque los programas informáticos ayudan bastante al poder por ejemplo invertir la imagen para que un edificio quede en otro lado de la calle. También tiene un truco para las caras de los personajes: las recrea tridimensionalmente para ayudarse en las páginas. Los hombres según él son muy sencillos de reflejar con unos trazos, pero las mujeres requieren de absoluta precisión: un trazo mal dado cambia toda la gestualización y la convierte en otro personaje diferente. 

La evolución entre ambos tomos es evidente y enriquecedora. Ambos comentaron que efectivamente ya esta no era su primera obra, sino la segunda, y que por tanto eso se notaba, al tener todo mucho más claro. Los lectores que disfrutaron la primera seguro que disfrutarán mucho más esta segunda, más madura, certera y redonda.

En Barcelona el tono gráfico era muy oscuro. Aquí nos encontramos con todo lo contrario: luminosidad y espacios abiertos. A pesar del reto, Palomé cumple con creces con su trabajo.

Colomino mostró su fascinación por el pueblo ruso y su cultura desde pequeño, así como por su manera de sentir y su "curiosa necesidad" por depositar su confianza y liderazgo en alguien, llámese como se quiera, primer ministro, zar o demás.
También nos comentó que su Sherlock es el del canon. Todo lo que hace, si bien puede ser diferente de lo narrado en las novelas originales (porque no hacía o decía o estaba en x lugar...en esas novelas) no entra en contradicción con el personaje de Doyle.

Sin duda una de las razones para hacerse con la obra es como comentaron, que cuando uno pone todo lo mejor de sí mismo en algo, el resultado merece la pena. No siempre es así en mi opinión, pero sin duda sí lo es en el que nos ocupa: la obra se lee y disfruta tanto, que se acaba demasiado pronto.

Las influencias de los escritores rusos como Puhskin o de Julio Verne con Miguel Strogoff, así como la importancia del personaje de Irene Adlerd o de la evolución del personaje de Sherlock en base a los acontecimientos vividos, así como la ausencia de algunos de los personajes más conocidos, como el Dr. Watson también se comentaron, así como de manera gráfica Palomé afirmó que echó de menos dibujar al Doctor tan poco, o que la influencia gráfica para Holmes fue el actor ruso que interpretó al personaje, Vasili Livanov.

Ante las preguntas de si habrá una tercera entrega comentaron que es demasiado pronto para decir. La primera obra fue muy bien, agotó tirada rápidamente (también coincidió con el Saló de Barcelona y las aventuras transcurrían en la ciudad condal), y esta está yendo más lentamente en su arranque en ventas, aunque no vaya mal. Si las tres partes (guionista, dibujante y editorial) estuviesen de acuerdo, ya tienen ideas para esa  nueva entrega.

La firma en la tienda de comics también comentó varios de estos temas y a pesar de que no estuvo tan concurrida como la anterior, sí que fue mucho más dinámica, cercana, espontánea y divertida. Palomé se puso el mono de trabajo y realizó ilustraciones de dos personajes realmente maravillosas, y se habló de todo tipo de temas.

También nos regalaron un avance de una novedad muy especial para el año que viene: una novela escrita por Colomino con portada (preciosa) de Jordi.

¡Ya queda menos para disfrutarla!

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