Buena finalización para esta aventura en la que lo gráfico abruma por su preciosismo.
La resolución final y el cierre convencen, y confirman las sensaciones del tomo uno: seguramente convencerán a los que lo disfrutaron, y lo mismo se intuye para los que no compartieron la visión del autor italiano inicial.
Efectivamente no es lo mejor de Marini a nivel de guión, pero tampoco tiene que serlo.
Es su versión del Caballero Oscuro, y a mí me vale.
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