El pasado viernes 9 de octubre Humberto Ramos conferenció en La Casa de América de Madrid junto a otros ponentes iberoamericanos.
Tras una divertidísima e inteligente primera charla por parte de un escritor Venezolano de entre otras cosas, telenovelas, Humberto amenizó al público con sus experiencias personales y su filosofía de vida: Un "Sí se puede" que suelen decir en Méjico y que él ha tomado como frase de partida.
Para él, todo es posible si se pone esfuerzo, energía, ganas e ilusión.
Contó cómo la primera vez que acudió a San Diego para buscar trabajo con 18 años junto a otros compatriotas la experiencia no fue del todo positiva (un día antes de partir le aconsejaron que no fuese, porque en USA no sería más que uno del montón, cuando en Méjico podía ser el mejor en su campo). Humberto decidió probar, y vio, cómo entre los que esperaban a ser recibidos por los editores (6 horas de espera) había gente mejor y también peor que él. Algunos editores le dijeron que continuase trabajando, que querían ver más muestras, pero otros le recomendaron que no se frustrase, porque si seguía intentando ser dibujante de comics no iba a conseguir nada, porque no valía.
Tras volver, el período duro de reflexión siguió por un tiempo, y al finalizar decidió seguir intentándolo. Al año siguiente volvió tras haberse estado preparando y consiguió ser contratado. Desde entonces ha trabajado para el mercado norteamericano.
También resaltó la importancia de la constancia, de ser honesto con uno mismo para cumplir y ser profesional, así como la insistencia y la exigencia para no sólo llegar arriba, sino para seguir y mantenerse también.
Destacó que su a priori quizás desconfianza hacia el trato por parte de los estadounidenses era falsa, y que siempre le han tratado estupendamente, teniendo grandes amigos allí. En Usa, agregó, se le ha ofrecido la oportunidad de labrarse una carrera, y allí no importa de dónde vengas o lo que seas. Lo que se valora es lo que puedes hacer y el trabajo que puedes aportar.
Incidió en que no se debe tener complejo de inferioridad con nadie, porque eso sólo limita y coarta las posibilidades de uno, y recalcó todo esto varias veces, con el ejemplo con el que inició la charla:
Un campeonato infantil mundial de Béisbol en el que los chavales mejicanos llegaron por sorpresa a la final contra los Norteamericanos, donde ese deporte es el deporte nacional por excelencia. En la final, quedaba poco para terminar el partido y los mejicanos perdían 4-1. Cuando parecía que todo estaba perdido, consiguieron empatar. Los aficionados mejicanos comenzaron a cantar "Sí se puede, sí se puede..."y finalmente ganaron el campeonato.
Así que recordadlo siempre. ¡Sí se puede!
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