Rogue One me ha reconciliado con la saga Star Wars, de la que en verdad sólo disfruté la saga original. Los capítulos uno a tres fueron mejorando desde un inicio bastante flojo, pero aun así, el capítulo tres sólo llegaba a asemejarse en intensidad e interés a la saga original, y el capítulo siete, pese a tener sus aciertos, no despegaba de ser una mera sombra de nuevo.
Esta Rogue One, sin ser perfecta tampoco, y con un inicio algo más atascado, oferta la tensión, la emoción, la acción y vibración de lo que siempre fue Star Wars, con personajes definidos en apenas un par de escenas, por los que te interesas o a los que odias, y termina enganchando y ofreciendo un espectáculo estupendo con el que reír, emocionarse, llorar y sobre todo, querer más.
James Earl Jones como Darth Vader (en dos escenas que sobrecogen y emocionan al fan como siempre hizo el personaje), unos efectos realmente impresionantemente bien utilizados, un grupo de protagonistas interesantes (genial Forest Whitaker, bien como siempre Mads Mikkelsen, maravilloso Ben Mendelsohn en el papel de malo malísimo, bien Felicity Jones en su evolución en el propio film...), y en definitiva un discurso sencillo pero sin ser simplón (hay grises entre los extremos) y todo el buen trabajo realizado hacen que este capítulo entre capítulos sea lo mejor desde que se hizo el capítulo seis. Y eso se lo pone bien difícil al capítulo ocho...
Emocionante también por el reciente fallecimiento de la inolvidable Carrie Fisher. No hay escena post créditos, pero no se vayan de la sala sin ver todo el metraje...