Maravilloso evento, este Salón del cómic francés, cumbre europea en la que se dan encuentro algunas de las grandes figuras internacionales de la BD, y muchos otros estupendos artistas con oficio cuya calidad no desmerece la comparativa con los anteriores.
Cierto es que seguramente la evolución del salón ha ido yendo hacia el lado más comercial (el ambiente y todo lo que le rodea no iba por ese lado hace años según me contaron), pero también es cierto que para todo amante del cómic, del buen cómic, es un evento que hay que visitar.
Son cuatro días de salón, sesiones de firmas, exposiciones y una ciudad volcada con el evento por completo: carpas, actividades, muñecos hinchables, fans alquilados en las casas de los vecinos por la falta de oferta hotelera, murales preciosos y espectaculares en las fachadas de las casas...
Se trata de un evento perfectamente organizado, en el que los visitantes son numerosos y de todas las edades (niños y familias enteras, jóvenes, menos jóvenes, gente madura y con el pelo blanco...), de ambos sexos, tranquilos y deseosos de disfrutar leyendo, que no grita ni arma alboroto...
Las sesiones de firmas son sencillas y no requieren de miles de horas para conseguirlas y se guían por una variedad de posibilidades que se agradecen, sin necesidad de hacer locuras de espera en la calle antes de que se abran las puertas del salón:
La mayoría de editoriales (salvo alguna excepción en que no lo requieren, pudiendo llevar lo que desees de casa) piden comprar el álbum allí para darte un ticket con el que te firmarán. Los tickets son limitados, por lo que si los tienen disponibles, compras algo y te lo dan. Así de sencillo.
Otra variedad es el sorteo. Los grandes nombres suelen tener una gran masa de fans que desea dedicatorias. Por eso, a horas determinadas, y con todo organizado según cada uno, se sortean x tickets ganadores. Si te toca uno, compras el tomo y listo, y si no, en unos minutos estás libre para ir a otra firma.
Otro ejemplo es el de Panini comics, que pese a tener stand de venta, no solicitaba comprar. Chris Claremont tuvo dos sesiones de firmas multitudinarias y limitadas a 3 comics por persona "oficialmente" ambos días. Basta decir que todo lo que le llevé era en castellano o en inglés.
Y por último, está la opción de las carpas minoritarias, donde están los autores más independientes que gestionan su material, así como alguna tienda de originales y ediciones especiales con dibujos ya en los tomos.
En cuanto a la variedad y cantidad de material disponible, en pocas palabras no se puede describir: multitud de editoriales, de temáticas, de autores (muchos desconocidos por completo en nuestro país, puesto que no han llegado a contar con ediciones aquí, y es una lástima), de cuidadas ediciones... La gran mayoría de ediciones son más baratas que aquí, aun contando con incluir el mismo material, y
suelen tener mejor papel y color, siendo en muchos caso de mayor tamaño.
Se nota que es
tá todo más cuidado, que se pone más interés en todo.
Además suelen haber ediciones especiales mucho más a menudo, con mejores tapas, sin color o en bitono...y es una delicia poder tenerlas en las manos. En definitiva, una envidia sana la de poder contemplar una industria consolidada como aquella, su buena salud y el gran interés del público.
Merece la pena darse una vuelta también por los stands...las sorpresas y la calidad de ediciones y la posibilidad de conocer a nuevos autores realmente destacables son otro de los regalos de la experiencia.
Y si además la compañía es inmejorable y la ciudad acompaña con sus bellos edificios y sus estupendas cenas y comidas...¿Quién no querría repetir?
Fotografías (de Javier Cuevas Art):
Juillard en su sesión de firmas.
Edificio con fachada de Nicolás de Crécy
Publicidad de la editorial Casterman
Etienne Willem firmando tomos.