Javier Rodríguez empezó a darse a conocer a mitad de los noventa del siglo pasado, con obras y personajes propios, contenido social, caracterizaciones y ambientes perfectamente realistas y con gancho, y un color que ya sería su puerta de entrada para el mercado americano (con la estupenda Batgirl año 1 para DC Comics, con Marcos Martín y Álvaro López a los lápices y las tintas respectivamente).
Al inicio se autoeditó, y también trabajó para El Víbora y Glénat, entre otras colaboraciones, siendo nominado autor revelación en el Saló del Cómic de Barcelona del año 99. El Jueves y el mercado europeo también han sido sus otros campos de actuación.
Ya desde hace unos cuantos años podemos encontrar su maravilloso trabajo no sólo como colorista por ejemplo del gran Alan Davis para los Fantastic Four de Marvel Comics) sino como artista completo en la Casa de las Ideas: Spiderwoman, Doctor Strange, Exiles, Amazing Spiderman, Daredevil...habiendo dejado también muestras de su trabajo en Green Lantern, Harley Quinn o Legends of the Dark Knight para DC.
Will Eisner es uno de los grandes de la historia del cómic. Tal cual. No creo que haya mucho que pueda añadir que no se sepa ya de él, pero no puedo no decir al menos que sin él el medio no sería el que es.
Eisner supo ver las enormes posibilidades narrativas, su plasticidad, fuerza y capacidad para llegar al público con todo tipo de historias. Y sobre todo, por encima de su enorme habilidad gráfica y narrativa, y por encima también de su capacidad como escritor, destacaría su impulso personal, su apuesta por contar sus propias historias, por encontrar ese espacio más allá del trabajo de encargo necesario para pagar facturas, para dar rienda suelta a su propio mundo interior, a sus inquietudes y necesidades, legándonos un tesoro para generaciones.
Comenzamos la conversación tras comentar la foto que Javier publicó en su red social, con un jovencísimo Javier Rodríguez firmando al lado de Will Eisner hace casi 23 años:
(Transcripción de conversación telefónica)
"Yo tenía entonces 25 ó 26 años. Fue sobre el año 95-97. Aún no había publicado.
En realidad me había únicamente autopublicado.
En el escenario siempre solían subir al más joven de los autores revelación locales junto al más veterano. Yo entonces ni hablaba inglés. Estuvo realmente muy guay. Estuvimos tres noches juntos durante las cenas. Eisner te preguntaba muchas cosas sobre España, sobre los jóvenes y la vida aquí.
Nos presentaron cuando llegaba del aeropuerto. Me dijo que si tenía trabajos para enseñarle. Y yo le dije: claro que sí. Tenía cosas que preparaba para El Víbora. Y me dijo: Veo potencial. Tienes que trabajar más los fondos. Me agarró del cuello de la camisa y yo pensando: ¡éste hombre..! Y me dijo: Al lector hay que agarrarlo así. Tienes que encontrar los elementos que enganchen el lector.
No me lo esperaba. Para mí era como un dios. Teníamos toda la casa llena de libros de Eisner.
Ya conocía muchos de sus trabajos desde que era niño, como Contrato con Dios de la edición de Toutain y otras tantas.
Con 10-11 años tuve una gastroenteritis que me llevó a ingresar, y estando en el hospital pasaban con un carrito con libros y cómics para los pacientes. Lo típico, Mortadelos, etc…y también ediciones de Warren, reimpresiones de los 70... (coloreadas algunas).
Igual Eisner fue el primero que me llamó más la atención. Mi padre era coleccionista y nos dejaban ver todo tipo de cómics en casa sin problema. Los de adultos también.
No volví a coincidir con Eisner. En Barcelona estuvo en otra ocasión, pero no pudimos coincidir.
La relación epistolar era casi imposible entonces. Aprendí inglés bastante mayor. Cuando empecé a trabajar para el mercado americano me dije: tengo que aprender el idioma(…)"