Hola.
No sé quién eres, ni cómo te llamas, pero me importas.
Lo más seguro es que no nos hayamos visto ni encontrado por casualidad, o que si lo hemos hecho
no podamos situarnos ni reconocernos. No sabemos si somos altos, o rubios, o si hemos hecho grandes cosas o visitado lugares increíbles. No importa.
Estamos hoy aquí.
Estoy hoy aquí contigo, acompañándote en este momento y preguntándote cómo estás.
Si necesitas algo, si quieres contarme algo, puedes hacerlo.
Aunque no te responda ahora mismo, aquí estoy.
Puedes decírmelo si te apetece. Puedes gritarme si necesitas soltarlo. Puedes reírte conmigo cuando pienses en algo gracioso. Puedes contarme algún secreto. Yo te escucho. O simplemente contemplar el silencio a mi lado. Si quieres puedes cogerme de la mano, mirarme dulcemente y soñar conmigo. Si quieres, puedes decirme lo que te preocupa. O si te apetece llorar, lloraré contigo. Y también puedes decirme lo que harás cuando ya estés fuera del hospital y sin enfermedad, disfrutando de esa libertad que ambos deseamos que tengas bien pronto (llegará, no lo dudes, llegará).
Sé que a veces es duro. Sé que duele y angustia.
Sé que la vida a veces no es tan bella como nos la cuentan.
Sé también que esa belleza está en ti, en el valor que tienes, en la lucha que llevas cada día, en cada instante en que retomas las ganas de seguir, aunque creas que está complicado todo.
Gracias por seguir ahí. Gracias por luchar. Gracias por dejarme acompañarte en esta dura lucha por superarlo todo. Gracias de todo corazón.
No nos conocemos. No importa.
Estoy aquí contigo, no lo dudes.
Un abrazo enorme para ayudarte en tu recuperación.
Javi