Cuando los mimbres son poco originales y la casa se sustenta a duras penas sobre sus cimientos, solo un sol especialmente vibrante y poderoso es capaz de hacer que los problemas de sustentación y construcción se disipen, permitiéndonos centrarnos más en la belleza de las molduras, los acabados y los trazos artísticos de aquellas partes que sí merecen la pena de ser contempladas.
Ese sol se llama en este caso Natalie Portman, verdadero prodigio interpretativo que por sí sola aguanta todo el metraje del film, sin ninguna ayuda (salvo los chispazos del siempre interesante Vincent Cassel). Pese a la propuesta poco imaginativa y nada original (que hace que uno intuya bastante acertadamente por dónde va a ir el film, e incluso cómo va a concluir), Portman se gana a pulso la atención del espectador, demostrando su inmenso talento a cada segundo (tan solo la escena en que la podemos ver sonreir de alegría, totalmente emocionada mientras llama por el móvil hubiese bastado para compensar el dinero de la entrada).
Junto a Natalie, la belleza de las escenas de baile conseguidas por medio del enfoque de cámara a muy cercana distancia de los bailarines constituye otro de los puntos positivos de la producción.
En el lado negativo, nos encontramos con personajes que son clichés y que actúan en función automatizada de acuerdo con dicho papel, con un exceso de escenas gore y desagradables e incluso herederas del mejor cine de terror (que no cuadra mucho con el tipo de película a la que acompañan), y con una deficiencia en la manera de construir a los personajes y de desarrollar ciertas situaciones que podrían haberse enriquecido con tan solo dos o tres planos y unas pocas frases, facilitando el engranaje de las historias entre los protagonistas, lo que les hubiese dotado de mayor credibilidad y profundidad.
Pero las cosas son como son. Quedémonos con su maravillosa transformación y evolución en pantalla. Un verdadero espectáculo al alcance de unos pocos privilegiados...
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7 comentarios:
Coincido bastante con tu opinión. Demasiada escena desagradable y sustos que no venían a cuento para contar lo que había que contar. Y una cosa que no mencionas: ¿porque se rodaron tantísimas escenas con cámara al hombro y sin steadycam? Que al final la cosa hasta mareaba un poco... :P
Pues posiblemente para dar un look distinto (que ha funcionado, aunque quizás abusa un poco del exceso de metraje, que podría haber usado para desarrollar a los personajes), y también porque Natalie en esos planos cercanos realmente da el pego como bailarina, cosa que no podría hacer en un plano más general reflejando sus piernas y pies.
Saludos!
Coincido en casi todo con lo dicho .
Apunte, Korinthian:
Natalie Portman hizo ballet hasta los 13 años.
Pues ya somos uno más, amigo Anónimo.
Maese:
Pues eso, que no es bailarina profesional.De ahí que de el pego perfectamente, pero que no haga escenas complicadas con sus pies en pantalla.
Me gustó bastante, la historia tampoco me desilusionó tanto como señalas, pero lo que más me impactó fueron el papel de Natalie y la puesta en escena.
¡Saludos!
A grandes rasgos coincidimos, Mike.
Un saludete!
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