Las grandes obras se descubren desde ya el inicio de la lectura, y esto pasa con la obra de la que hablaremos hoy. Estafados es una obra redonda de esas en las que el protagonismo coral es absoluto, en la que cada personaje está perfectamente retratado. Tan bien están escritos, que parecen personas más que personajes, y sus cuitas se nos hacen nuestras por simple ósmosis lectora.
Robinson no es un gran dibujante ni necesita serlo. Sabe eso sí, narrar, contar una historia, desarrollar personajes y situaciones, y escribir maravillosamente diálogos, sensaciones e interacciones.
Los protagonistas no podrían ser más diferentes entre sí, y a pesar de eso, todos tienen algo especial, cada uno es capaz de enganchar por algún aspecto particular.
No sólo tenemos a los protagonistas (los secundarios también son importantes y están igualmente bien construidos) , y eso no hace más que enriquecer una historia que ya de por sí ya era rica.
Me da la sensación de que Robinson no necesita tener un personaje tipo. Es de esos escritores capaces de hacer interesante un monólogo interior paseando por Dublín. Aunque afortunadamente no lo hace y nos ofrece algo mucho más interesante, fresco y hermoso que aquellas aventuras irlandesas que se me atascaron de mala manera...
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