Hace poco escuchaba una reseña de unos señores super sesudos y aparentemente especialistas en reseñar comics, con ese tono serio (y sinceramente un poco aburrido) de expertos investigadores de laboratorio, para los que nada más allá de su materia de estudio importa. Comentaban respecto a esta serie (habiendo leído lo único publicado, que es este número inicial) que estaba muy bien dibujada, pero que los autores utilizaban equivocadamente la primera entrega en contar la situación de base en la que se encuentra la protagonista, que para ellos era relegada a un segundo plano, al centrarse más en el original Pantera Negra que en ella, y que se podían haber utilizado estas primeras páginas para hacer avanzar la historia en vez de centrarse en aquello.
Bueno, coincidimos en algo: Leonardo Romero es un dibujante sobresaliente. Deudor de Chris Samnee, aunque sin ese control de las masas de negro que tiene Chris, Romero sabe narrar, otorgar vida a los personajes, es dinámico y dibuja cualquier cosa que se necesite.
Y en cuanto a la historia, no hay duda de que Shuri es la protagonista, y presentar el background que la rodea, la base inicial sobre la que se construirá la historia, es fundamental. Si hay algo que hay que hacer al contar historias de manera adecuada, para contar algo que merezca la pena de ser leído y que enganche al lector, es desarrollar a los personajes que viajan con nosotros. Porque en una historia corta uno se puede centrar en los hechos y trabajar desde allí, pero en una serie, si realmente queremos sacarle el jugo a todo, una de las cosas más interesantes que se puede hacer es evolucionar al personaje, llevar a donde él mismo nunca hubiese podido imaginar que podría llegar, y disfrutar con ese viaje. Por eso este primer número me parece no sólo fundamental, sino que no se queda en algo aburrido y necesario. La dinámica funciona y presenta todo de manera orgánica y fluida para que queramos unirnos al viaje...
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