Un nuevo universo nació en Marvel en el año 86.
Recuerdo los anuncios, las portadas de aquellas nuevas series y personajes. Recuerdo al Star Brand de
Romita Jr y de
Byrne... Cosas inexplicables, han tenido que pasar 24 años -se dice pronto, pero las dimensiones no se abarcan con solo pronunciar la fecha- para comenzar la lectura de la mencionada Star Brand, una lectura que -en sus primeros 7 números- me ha sorprendido gratamente.
Jim Shooter fue uno de los jefazos editores de Marvel.
Además del trabajo editorial y administrativo, trabajó como guionista (también en otras editoriales), y realizó en esta serie uno de sus mejores trabajos, aportando algo distinto, provocativo, estimulante y fresco, con un enfoque mucho más adulto y maduro, pero de factura gráfica similar a los comics de entonces, quizás intentando enganchar a ese público que buscaría algo nuevo y diferente.
Star Brand es la historia de Ken Conell, un joven al que un ser extraterrestre otorga una marca estelar que le da superpoderes. Hasta aquí todo puede parecer a leído o visto, pero lo que cambia todo el enfoque de la historia es el cómo Ken acepta lo que le ha pasado, cómo aprende a convivir con lo que conlleva ese poder, y lo que decide hacer con él. Todo poder se asocia con las posibilidades de ejercerlo, los límites, las consecuencias y la moralidad de ejercerlo.
La sociedad del momento, sus conflictos armados y la política aparecen como otros de los elementos importantes.
A todo esto hay que sumar el propio proceso vital de Ken, sus dudas relacionadas con el inicio del cambio que todo hombre joven comienza a sentir al empezar a madurar. Sus relaciones de pareja, las decisiones sobre el trabajo, lo que se puede esperar de la vida, de las amistades, de la familia...Todo eso confluye en una trama donde las decisiones personales son tan o más importantes que la historia relacionada con las habilidades adquiridas.
Gráficamente, tenemos a un
John Romita Jr entintado por el maestro
Al Williamson -Art
Nichols entinta el séptimo capítulo-. Su resultado es muy similar al cercano trabajo en Daredevil, y es una delicia paladearlo.
Tan solo hay un artista invitado -
Alex Saviuk- en este inicio de la serie. Posteriormente Shooter abandonaría y tras tres fill-in, Byrne retomaría la serie para los números 11 al 19, donde acabaría esta. 19 números y un especial fue la andadura inicial de Star Brand.
Me dicen que los números de Shooter son los mejores, y que con Byrne la cosa fue por otros derroteros. En cualquier caso, es una lectura realmente interesante, fácil de adquirir (en las reediciones USA) y que recomiendo encarecidamente.