Una estupenda y sorprendente lectura la de este tomo autoconclusivo que se centra en el viajante Adam Strange y su vida entre dos mundos: La Tierra y Rann, donde es adoptado como salvador y héroe ¿O no?.
Richard Brunning -Vicepresidente y director creativo de DC- creció idolatrando al personaje.
A finales de los 80 del pasado siglo trabajaba como director gráfico con obras como Watchmen, La Broma Asesina o El caballero Oscuro entre otras, y pudo colaborar e intercambiar ideas con gente como Julie Schwartz, Ray Bradbury, Klaus Janson o Alan Moore.
Uno de sus proyectos surgió colaborando con Janson, pero otros trabajos llamaron a este último y tras intentarlo con Kevin Nowlan, fueron finalmente los hermanos Kubert (Andy y Adam) los que serían asignados al trabajo. Con Andy dibujando y entintando y Adam coloreando, los tres realizaron un trabajo sobresaliente en todos los aspectos, y seguramente de no demasiada pegada comercial, pero que se paladea realmente bien.
El aspecto gráfico, con ese estilo tan clásico -a lo Al Williamson en Flash Gordon- y el trabajado guión (que mezcla ese aire pulp y de ciencia fición con la crítica social, la xenofobia, el odio o el poder) hacen disfrutar a varios niveles la lectura, con una estupenda caracterización de personajes, puestos en situaciones atrayentes y que uno está deseando leer para seguir degustando.
Richard Brunning -Vicepresidente y director creativo de DC- creció idolatrando al personaje.
A finales de los 80 del pasado siglo trabajaba como director gráfico con obras como Watchmen, La Broma Asesina o El caballero Oscuro entre otras, y pudo colaborar e intercambiar ideas con gente como Julie Schwartz, Ray Bradbury, Klaus Janson o Alan Moore.
Uno de sus proyectos surgió colaborando con Janson, pero otros trabajos llamaron a este último y tras intentarlo con Kevin Nowlan, fueron finalmente los hermanos Kubert (Andy y Adam) los que serían asignados al trabajo. Con Andy dibujando y entintando y Adam coloreando, los tres realizaron un trabajo sobresaliente en todos los aspectos, y seguramente de no demasiada pegada comercial, pero que se paladea realmente bien.
El aspecto gráfico, con ese estilo tan clásico -a lo Al Williamson en Flash Gordon- y el trabajado guión (que mezcla ese aire pulp y de ciencia fición con la crítica social, la xenofobia, el odio o el poder) hacen disfrutar a varios niveles la lectura, con una estupenda caracterización de personajes, puestos en situaciones atrayentes y que uno está deseando leer para seguir degustando.
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