La última obra del artista Premio Nacional del cómic se centra en la erupción del Vesubio en el año 79.
Con ese telón de fondo y el descubrimiento de una villa romana en Herculano en la que se acumulaban casi dos mil rollos de papiro con textos filosóficos, Max imagina la última conversación entre dos de los habitantes de la villa, con un estilo basado en la simplicidad de trazos, en azules grisáceos, blancos y negros.
La sencillez de estilo gráfico se extiende al guión (es una historia corta, en definitiva), y la verdadera enjundia de la obra se encuentra en los maravillosos textos clásicos que acompañan al cómic: en la Carta de Epicuro a Meneceo y en un par de cartas de Plinio el Joven a Tácito, explicándole la erupción en primera persona y en los acontecimientos que su tío Plinio vivió (falleció en el evento) en el rescate a las gentes que vivían en los alrededores del volcán.
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