Demos
un repaso a lo que fue el Salón del Manga de 2014.
Si hace
un par de ediciones cambió la ubicación del Salón para dar cabida a un número
de visitantes que no hace mas que crecer año tras año (130.000 en esta XXª
edición), para esta ocasión el recinto se volvió a ampliar en 15.000 metros
cuadrados, recuperando de nuevo esa sensación de amplitud perdida en 2013.
Si el
año pasado se desbordó la asistencia de público hasta el punto de que hubo que cerrar
la entrada, dejando a cientos de visitantes en la calle (entrada en mano)
porque el aforo estaba completo, para el 2014 la gente de FICOMIC encontró una
solución mas que razonable: las entradas que se pusieron a la venta eran para
una fecha concreta y solo podian usarse durante ese dia, de manera que el aforo
estaba totalmente controlado. Por supuesto, al agotarse las entradas via
internet, se cerraba la venta en taquillas.
Es
cierto que algunos aficionados no pudieron comprar las entradas in situ y entrar el dia que se acercaron
al Salón porque las entradas se agotaron para el sábado y el domingo, y algunos
se quedaron sin poder ver a sus autores favoritos el dia en que tenian previsto
acercarse a alguna sesión de firmas.
Suponemos
que para los próximos años este sistema se mantendrá, o sea que quien quiera
acercarse al Salón, tendrá que ser previsor si no quiere quedarse en la calle.
En lo
que se refiere a la distribución del recinto vimos mejoras interesantes:
La zona
de "restaurantes" (tiendas de comida preparada) fué separada de la
zona comercial, dejando el espacio entre tiendas libre de esas interminables
colas de gente hambrienta que pacientemente esperaba una ración de ramen, sushi
o cualquier tipo de pastelitos y chucherías orientales.
Que el
escenario para actuaciones, de cosplay
y karaoke quedase bajo una carpa en
un espacio abierto, y fuera de la zona recinto comercial, permitió que fuese mucho
mas tranquilo pasearse entre las tiendas y por las exposiciones sin el griterío
y la música a todo volumen.
Pero sin
duda lo mas destacable de esta edición fuese la ampliación de la zona dedicada
a la cultura tradicional japonesa. Con un espacio aislado en una planta
superior al que bautizaron como "Espíritu de Japón" dedicado al
Bonsai, el Ikebana, el arte del Kimono, el Shiatsu, el Kobido, el Reiki, la
cocina macrobiotica... Un amplio espacio con varias exposiciones y 4 días de talleres,
además de una larga lista de charlas realmente interesantes, que nos
permitieron alejarnos un poco de lo digital y del papel impreso.
Se
mantiene la tendencia que otorga mayor visibilidad al sector del videojuego,
que ya comentamos hace unos meses.
Este
año teníamos
una exposición de Pokemon bastante importante en lo que a tamaño se refiere. Y
el espacio de pic-nic (en realidad
era el espacio de Nintendo) estaba presidido por un enorme Pikachu inflable.
Por
otro lado, las tiendas de merchandising parece que ya no solo tienen peluches,
llaveros y figuras (que también los tienen), si no que se van diversificando
por un lado hacia el mundo de los disfraces y por otro hacia el sector del
material de dibujo.
En lo
que se refiere a las exposiciones, se mantiene en
general la cotumbre de no exponer originales:
Aparte
de una pequeña exposición de filatelia con temática manga, lo demás eran
reproducciones de posters y poco mas.
Solo destacó
el montaje "Chez Niimura", una muestra de la obra de Ken Niimura
(invitado del Salón), que si que nos trajo varios originales, tanto de
ilustraciones como de páginas de sus trabajos para Japón y para EEUU.
Y para terminar,
veamos lo que pasó en las sesiones de firmas:
Llevamos
varios años viendo cambiar los sistemas que cada editorial usa para ver quien
merece una firma de un dibujante o un guionista. El 2014 nos trajo variedad:
Norma
sorteó mediante solicitudes por correo electrónico números para las sesiones de
firmas de los autores de I am a hero (Kengo Hanazawa) y All you need is kill (Takeshi
Obata, dibujante también de Death
Note).
Si
habías sido agraciado en el sorteo, para recoger el número había que comprar un
libro, el que quisieras, de ese autor, en ese stand. Y en las firmas de Norma,
no se dedicaban libros, si no las típicas láminas exclusivas para las firmas del
Salón.
Las
colas de 100 números por sesión, que se repartian aleatoriamente (podías llegar
el primero y que te dieran el número 80, por ejemplo...) se hicieron eternas y
algunos fans se fueron sin su firma en las últimas sesiones de la tarde para no
perder el tren de vuelta a casa.
En
Norma también, algunos de los autores con sesiones de firmas fueron Kenny Ruiz y Rubén Candel, que dedicaron
ejemplares de la nueva edición revisada de Norma del número 1 de Dos Espadas y también el número 3. Y Marta y Misha de Skizokrilian
Studio dedicaron copias del segundo tomo de su A través del Khamsin.
Ken Niimura dedicó ejemplares de su libro de
ilustraciones y de su novedad, Henshin.
Para
estas sesiones solo había que estar allí con tiempo suficiente y llevar un
libro suyo (de Norma Editorial, claro).
Pero la
estrella de este año, con permiso de los autores antes mencionados, fue Takehiko Inoue. El autor Slam Dunk y Vagabond firmó libros de cualquier edición en el
stand de Ivrea, que organizó un sorteo entre aquellos fans que mandaron una selfie donde se les viese con su colección
de libros o videos de la obra de Inoue.
Tristemente
el criterio de elección no quedó muy claro. No se sabía si serian elegidos
aquellos aficionados con mas obras del autor en su poder, o aquellos que se
hiciesen la foto mas simpática. Y hubo bastantes decepcionados por no tener
número.
Habría
sido divertido ver las fotografías, aunque
posiblemente no tanto como lo fue leer los comentarios en el facebook de Ivrea
donde algunos "grandes fans" se lamentaban ante la injusticia cometida
cuando no pudieron conseguir un número para la única sesión de firmas del
viernes.
Por lo
visto fueron bastantes los fanáticos del dibujante japonés que llevaban años y
años esperando a que Inoue viniese, y
que esperaban también a que llegase para comprarse un libro del autor... porque
no tenian ninguno.
Por
cierto, para recoger el número tras haber sido seleccionada tu foto, había que
comprar un libro, el que quisieras, en el stand de Ivrea.
Y así
pasó otro año el Salón del Manga. Visto lo visto, parece que persiste la
tendencia a dejar un poco de lado el manga en favor del anime, pero sobretodo
del videojuego.
No sabemos lo que nos deparará la XXIª edición, pero al menos vemos
con esperanza que cada vez son mas los aficionados que además de leer,
disfrazarse y/o jugar, dibujan.
Es un
comienzo para que quizás algún dia los libros tengan un buen empujón.
Reseña y fotografías: Mr. O