Quizás deberíamos empezar con lo positivo de la cinta: pese a su largo metraje es tremendamente entretenida. No hay descanso, no hay bajadas de ritmo y uno está pendiente de la pantalla hasta el final.
Ben Affleck realiza una más que correcta interpretación del personaje de Bruce Wayne/Batman, y la factura de la cinta es buena: a pesar de haberlo visto cientos de veces, el asesinato de los padres de Bruce destaca, el inicio con la destrucción de parte de Gotham (con Wayne intentando ayudar de paisano por la lucha entre Zod y Superman) emociona y atrapa, y ver a Batman en acción (un Batman ya veterano con 20 años de acción en sus músculos, más grande y fuerte, más oscuro y más cansado al ver que su lucha es en cierta forma fútil) es una delicia.
En el lado negativo nos encontramos con la propia concepción de los personajes. Podría decirse que es una versión Otros Mundos de ambos personajes, en un mundo alternativo que no es exactamente el nuestro, y en el que las diferencias (sutiles o no) marcan el interés de la historia (como en los igualmente llamados especiales de cómic a los que DC comics nos tiene acostumbrados).
En esta cinta, Batman usa ametralladoras en sus vehículos contra sus enemigos, y no le tiembla el pulso si ve necesario asesinar para acabar con una amenaza. La clave con Batman (y con todo superhéroe clásico que se precie, pues tal es su esencia, y todo lo demás dejaría todo en una simple cuestión de supervivencia y autodefensa) es el respeto por la vida humana, su intento siempre por la auto contención y por ponérselo difícil a uno mismo, sacrificarse, viajar por el difícil camino de no rendirse a lo sencillo, sino por encontrar la solución que menor daño produzca, incluso ante el enemigo acérrimo que busca su propia muerte.
El problema con Superman va más allá de que él tampoco duda en asesinar si no ve salida (ese, sinceramente no es Superman. Superman se juró a sí mismo que en el momento en que provocase la muerte de alguien, dejaría de serlo, puesto que sus enormes capacidades no le ponen por encima de nadie, sino que le sitúan como responsable de ayudar a sus hermanos humanos, a los que considera sus semejantes. Sus vidas están en sus manos, y su auto exigencia es máxima). Por tanto, este Superman, que viene de asesinar al General Zod, tampoco lo es, y a eso, se suman una especie de crisis existencial absurda y ese entrecejo siempre fruncido. Superman es la luz, tanto como Batman es la oscuridad. Son iconos. Superman inspira, es un dios entre nosotros que se sacrifica por nosotros, que nos brinda su vida y sus capacidades porque cree que es lo que debe de hacer. Claro que con esa educación que le dieron sus padres (no ayudes a la gente que te van a pillar y la vas a liar...no salves a tu padre del tornado, déjalo, no sea que te vean y la caguemos...mejor déjame morir, que no pasa nada...), no me extraña que esté perdido...
La mezcla de historias en la misma cinta (Doomsday, algo del Retorno del Caballero Oscuro, meter a Wonder Woman y presentar al resto de miembros de la futura JLA...bueno, no es muy confusa, pero aunque no se resuelve del todo mal, no es tan buena opción como haber ido construyendo ese universo poco a poco en pantalla, como ha ido haciendo Marvel comics).
Y bueno, podría extenderme con detalles que chocan o que no están mal (ese Luthor que da grimilla, ese Batman que muy bien se prepara por si Superman se convierte en una amenaza, pero que luego actúa sin siquiera cerciorarse de si lo que parece evidente lo es o simplemente es una tampa...), pero en esencia esto es lo más importante: Entretenimiento sin dejar demasiado poso y versiones diferentes en la esencia de los personajes...