Uno de los primeros trabajos de Bernet (aún influenciado en gran medida por su admirado Milton Caniff), es este trasunto de Steve Canyon en plan agente secreto.
Lo más interesante es precisamente el trabajo de Bernet, mucho más esmerado en los detalles, y aún por desarrollar del todo su propio estilo, pero sin lugar a dudas, ya un maestro entonces.
El guión particularmente no presenta grandes sorpresas, dejándose apabullar por el trabajo artístico en blanco y negro del ilustrador.
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