Con todo el estilo y características del resto de sus novelas de aventuras de ciencia ficción, Burroughs emplaza la acción en esta ocasión entre la Luna y la Tierra, en el mismo universo de la saga marciana.
Se repite el esquema de protagonistas y se repite en general la historia en que estos (hermosa joven y gran guerrero) deben afrontar peligros en mundos fantásticamente atrayentes y peligrosos, superando las injusticias que los salvajes (sin relación con la formación reglada que puedan tener estos) pretenden imponer a los inocentes.
Pese a todo este esquema, como siempre las novelas enganchan y tienen algo que les hace especiales y que hacen que pese a la concatenación de clichés, uno disfrute con su lectura. Y siempre hay un toque diferente con el que el escritor (que no olvidemos escribió las obras hace casi cien años ya) demuestra su maravillosa capacidad creativa y su amplia inteligencia volcada más allá del puro
entretenimiento.
Bajo toda esta capa se filtra la crítica al bolchevismo y a su implementación en las sociedades humanas.
Burroughs tenía más que decir aparte de simples aventuras para pasar el rato...
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