Con el telón de fondo de la Rusia de principios del siglo XX y el conflicto entre los revolucionarios y los zaristas, Jaime Martín construye una historia en los Urales, en una zona rural aislada en la que las supersticiones se mezclan con las historias de apariciones, fantasmas y monstruos.
En este marco, el protagonista, un estudiante de cirugía, tendrá que vérselas con sus propias dudas, el duro entorno climático, la difícil población autóctona, y ciertas historias inquietantes que circulan por la zona.
Martín domina el ritmo, la presentación, la caracterización, la creación de ambientes...el trazo y el uso del color son perfectos para introducirnos en la historia y no dejarnos ir hasta que la historia finaliza...
Jaime ha sido uno de mis mejores descubrimientos recientes. Nunca es tarde...
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