Si hay algo que Jaime Hernández es incapaz de hacer es precisamente, una chapuza.
El nuevo tomo centrado en Maggie (presente e infancia) es un manual de creatividad, reflejo de realidad, personajes entrañables y carismáticos, escenas inolvidables, análisis psicológico y maravilla lectora.
Hernández continúa avanzando en el tiempo narrando las vidas de Maggie, Hopey y compañía, y no no puede dejar de sentir una punzada al palpar que el tiempo no para, que a veces las cosas que nos pasan no nos dejan avanzar y marcan, que la vida sigue siendo maravillosa a veces, y que la belleza y la magia, junto al dolor, siguen estando ahí.
Otra maravilla de tomo...
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