Criminal 2: Lawless

Sólida historia la que nos cuenta Brubaker en ésta segunda parte de la serie. Aunque el primer tomo no me llegó a convencer del todo, en esta nueva entrega -independiente de la primera, aunque con lugares y personajes secundarios comunes, ya presentes en el primer tomo-, el bueno de Ed da en el clavo y nos introduce rápidamente en la trama. Acompañado espléndidamente por un Sean Phillips que cada vez me gusta más, Brubaker nos habla de la familia y del dolor asociado a ella, de los profundos y escondidos afectos subterráneos que unen a sus miembros. Todo lo demás gira en torno a esta idea central, tanto la sensación de la pérdida de la redención (incluso del abandono de dicha búsqueda ante la auto-impuesta imposibilidad de ser alcanzada)como la búsqueda de la verdad a toda costa, cuando lo único que se puede hacer es intentar encontrarla...etc.
La trama nos plantea situaciones pasadas con finales sin detallar, lo que hace que uno esté deseando saber qué pasó en tal o cual situación y los porqués por los que los personajes actúan tal como lo hacen. Eso hace que la historia avance en nuestra compañía. El resto de matices es mejor que los descubráis vosotros mismos, pero el elenco de personajes es amplio, las repercusiones también, y los hilos que unen a los personajes y lugares en que se mueven tejen una madeja de relaciones más que interesante. La aparición de personajes del primer tomo hace que uno amplíe la visión del mundo que se nos refleja, aumentando si cabe la solidez general de éste, permitiendo que asome una pequeña sonrisa en nuestro rostro al reconocer a los personajes ya conocidos.
El resto de tramas enriquecen la historia y dan el escenario sobre el que todo lo demás se desarrolla, a excepción de los flashbacks.
Phillips se muestra como un maestro de la ambientación y de los sentimientos que subyacen en los personajes. Cualquier guiño o mínimo gesto transmite todo un mundo tras la fachada del personaje.
Un gran menú para paladares exigentes.