Nueva lectura disponible de Auster en el mercado, y en esta ocasión ni siquiera pude reservarla -como a menudo suelo hacer con sus obras- para algo más adelante, intentando atesorar durante más tiempo la -para mí casi segura- delicia de leer sus palabras una vez más.
Porque si algo demuestra Auster con sus obras es que nos guste más o menos en líneas generales, esté mejor o peor elaborada la trama, siempre tiene algo que decir, algo que llega, algo especial.
En esta ocasión el protagonista es él mismo, relatando en este diario sus recuerdos de infancia, sus primeras experiencias amorosas, las reflexiones sobre la pérdida y el dolor que acompañan a la vida.
Estructura algunos episodios a partir de los 21 hogares en que ha vivido, y aunque no es una biografía completa, sí que muestra a grandes rasgos lo que significa vivir, pensar, sentir y sufrir, y lo que ha significado hasta el momento ser Paul Auster.
Una estupenda opción para conocer al escritor, con ese estilo tan característico que siempre nos regala, en que casi cualquier cosa que nos ofrezca tendrá su punto de interés. Esta vez él se convierte en personaje, y no podría decir con demasiada seguridad si los anteriores personajes creados por él en otras novelas son más reales que su propia imagen en Diario de Invierno.
Para leer más de una vez.
Porque si algo demuestra Auster con sus obras es que nos guste más o menos en líneas generales, esté mejor o peor elaborada la trama, siempre tiene algo que decir, algo que llega, algo especial.
En esta ocasión el protagonista es él mismo, relatando en este diario sus recuerdos de infancia, sus primeras experiencias amorosas, las reflexiones sobre la pérdida y el dolor que acompañan a la vida.
Estructura algunos episodios a partir de los 21 hogares en que ha vivido, y aunque no es una biografía completa, sí que muestra a grandes rasgos lo que significa vivir, pensar, sentir y sufrir, y lo que ha significado hasta el momento ser Paul Auster.
Una estupenda opción para conocer al escritor, con ese estilo tan característico que siempre nos regala, en que casi cualquier cosa que nos ofrezca tendrá su punto de interés. Esta vez él se convierte en personaje, y no podría decir con demasiada seguridad si los anteriores personajes creados por él en otras novelas son más reales que su propia imagen en Diario de Invierno.
Para leer más de una vez.
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