Un año más esa isla de buen cómic, cercanía, amabilidad y amistad compartida que es Avilés en septiembre se unió de nuevo para dar a conocer y difundir obras, autores, artistas, tendencias y clasicismo(como es habitual en el espíritu de las jornadas).
Este año el cartel de invitados (con sus exposiciones y charlas y encuentros con la prensa) trajo a un buen elenco de autores, de todos los estilos y condiciones: clásicos entintadores y dibujantes como Bob McLeod, guionistas y dibujantes como Chaykin, artistas españoles que trabajan para el mercado francés (Jaime Calderón), norteamericanos de nuevas generaciones como J.G.Jones, (portadista e ilustrador) o Francis Manapul...
Este último ha mostrado una evolución enorme en su trabajo.
La puesta en página con soluciones imaginativas, el uso de aguadas, y además con su trabajo al guión en la serie de Flash, lo ha puesto en la palestra. Bien mostró su capacidad para dibujar rápido y bien (así como lento y aún mejor) con los dibujos rápidos para los fans y las commissions que traía.
McLeod trajo dibujos y páginas para la venta, dibujó gratis para los fans y también realizó encargos en casa y allí mismo. Todo le quedaba bien, desde lo más sencillo hasta lo más elaborado.
Pudimos ver muestras de su excelente trabajo con los lápices de Mike Zeck en la aclamada La última cacería de Kraven, en la que Bob no sólo entintó, sino que acabó las páginas, puesto que Zeck no aportaba ni texturas ni casi fondos ni detalles en ellas.
McLeod ganó merecidamente el premio al artista George Pérez, por su entrega con los fans en las terrazas (repartidas en esta ocasión por varias calles del centro).
Chaykin, genio y figura, se mostró siempre divertido, espontáneo, hablador y picajoso (con la pobre traductora de la rueda de prensa con McLeod, acercándose y haciendo gestos de broma para ponerla nerviosa). El artista chapurrea también el castellano, y en esta ocasión, vendía parte de sus originales, y aceptaba commissions (no dibujaba gratis).
JG Jones por su parte, apenas se mostró, dibujando a los fans el martes, día de la apertura y poco más, pues se dedicó a las commissions de alto precio que hacía. Algunas de ellas, espectaculares, aunque otras mostraban fallos de anatomía que en un dibujo aparente por el color parecerían difuminarse. Cosas de dibujar con prisas, supongo.
Me sorprendió sobremanera su trabajo con las portadas de la serie 52: correctísimo, espectacular, original, diferente a cada semana, y con un nivel de calidad altísimo.
Jones disfruta (comentó) tanto del trabajo como dibujante de cómic como del de narrador de interiores, que no podría prescindir de ninguna de estas facetas en ventaja de la otra. Disfruta con ambas y no sería capaz de centrarse en exclusiva con ninguna apartando a la otra.
Calderón es el hombre del momento en nuestro país. Su capacidad para narrar y dibujar a lápiz quizás sólo sea superada por la que tiene para entintar. Amigable y cercano, dedicó volúmenes de su Isabel y Los Caminos del Señor, sin parar.
Sus originales mostraban un detallismo casi enfermizo con armaduras y texturas, sin parecer recargado ni barroco. Hal Foster estaría orgulloso de él.
Otros jóvenes veteranos como Víctos Santos, Al Barrionuevo o Enrique Vegas (que también realizó la lámina ilustrada de la clausura) no faltaron al evento.
El talentoso Niko Henrichon sorprendió a propios y extraños con algunos de los mejores dibujos de las jornadas, y por su manera de estar jovial, divertida, habladora y cercana. Desde luego se le veía que estaba disfrutando pero bien.
Otro de los grandes autores nacionales, Roger, contó numerosas anécdotas de su periplo en sus años mozos, con curiosas situaciones que hicieron reír a más de uno.
Y además acudió con los preliminares de ¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra?, a muy buen precio.
Las noches en el Indiano fueron tranquilas en las formas pero animadas en espíritu, hasta las mil hablando con unos y con otros. La compañía de los amigos, indispensable para reír, animar de las penas y acompañar como siempre, en la mejor semana comiquera del panorama nacional.
Un abrazo a todos ellos, mis felicitaciones a la organización una vez más y un abrazo especial al gran Traductor Diego, con mayúsculas, que en esta ocasión no pudo acudir al evento por felices motivos de fuerza mayor, y a Germán, que con mucho cariño me prestó su querida libreta para que le hiciese un pequeño garabatillo en ella.
¡Nos vemos el año que viene!
Si bien es cierto que en años anteriores el cosplay y el karaoke habían desplazado el foco de atención de la zona comercial y de exposiciones hasta los escenarios y pasillos abarrotados de gente disfrazada, ahora los disfraces son algo común tanto en el Salón del manga como en el del Cómic y son otros aspectos los que están marcando la tendencia hacia aquello en que ha de convertirse el mayor evento comiquero del año (115.000 visitantes en 2013).
Ha llovido mucho desde aquellos años en que
el Salón del Manga era sólo un espacio repleto de tiendas y novedades
editoriales y sin a penas ningún invitado (la otra gran diferencia respecto al
Saló del Cómic). 
En lo que se refiere a autores invitados, y
teniendo en cuenta esa norma no escrita que dice que "los autores japoneses no dibujan sino que solo firman", y que
se aplica al 99% de los dibujantes nipones, el 2013 nos trajo a Shintaro Kago
de la mano de EDT y resultó ser una grata sorpresa ya que, rompiendo esa norma
a que haciamos referencia, se marcó varias sesiones de firmas con bocetos en
los libros de los aficionados.
La auténtica estrella del cartel de 2013
era ni mas ni menos que Yoichi Takahashi, el padre de Oliver y Benji (Captain
Tsubasa) en su versión impresa.
Además Kenny apareció con algunos
sketchbooks antiguos que son una auténtica joya. Si tenéis oportunidad, no los
dejéis escapar. 
Por otra parte, esperamos que el Salón del
Manga no termine convirtiéndose en un espacio sin interés para los aficionados
al cómic ya que si las exposiciones no mejoran y las sesiones de firmas acaban
siendo algo tan complicado, puede que al lector de manga solo le quede entrar
al recinto para comprar las novedades, y está claro que pagar el precio de la
entrada para comprar lo mismo que está en cualquier tienda no compensa.
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