De nuevo el creador del concepto, serie de cómic y personajes, junto a Jay Bonansinga, nos presentan una segunda novela en la que El Gobernador está presente, aunque en esta ocasión más bien como personaje secundario.
En esta ocasión los personajes principales parten de otra comunidad, y como suele ser habitual, sus personalidades, necesidades y mundo interior están perfectamente demarcados para que lo que les ocurra nos interese.
No hay sorpresas en la narración en cuanto a grandes novedades. Cualquier lector habitual o tele espectador cuanto menos circunstancial sabe qué se encontrará a grandes rasgos, aunque eso no es óbice para que uno no disfrute de la lectura, tal y como ha hecho hasta ahora.
La atmósfera deprimente y poco esperanzadora, un mundo sin agentes de la ley que defiendan a los necesitados, la pérdida de una manera de vida y sus sustitución por la nada más absoluta...sólo las habilidades de cada uno, la suerte, y la confianza en quien no sabes si merece la pena depositarla como garante de la supervivencia..Los muertos amenazan la vida, pero...¿más o menos que lo que la amenazan los vivos...?
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