Buen inicio de colección para Scott Lang, en una serie fresca, divertida, simpática y con corazón.
Spencer y Rosanas consiguen dar vida y significado a los personajes, con unos cuantos secundarios (bastante secundarios) más que protagonistas, listos a conformar la base sobre la que la historia se desarrolla. Un poco en la línea de Busiek y Waid, cuyo fuerte es que tienen algo que contar y saben cómo hacer que todo encaje y atraiga, siendo siempre entretenidos y cargando de tridimensionalidad a los personajes.
Scott y la relación con su hija adolescente, su lugar en el mundo (más el del padre que el de la hija), los sacrificios, la responsabilidad y los deseos en conflicto.
Y Mark Brooks realizando un gran trabajo en las portadas.
Una serie a recomendar.
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