martes, 31 de mayo de 2011

Moby Dick, de Mellville


Es sin duda, una de las novelas clásicas de la llamada Edad de Oro de la Narrativa Norteamericana. Moby Dick ha alcanzado una entidad propia como mito, alcanzando fama mundial tras sus más de 150 años de historia.

Poco hay que pueda aportar a lo que ya se ha dicho o escrito con anterioridad (con múltiples adaptaciones televisivas o narrativas para niños, etc...) sobre ella.

Moby Dick es sobre todo el retrato de un alma humana fuerte y débil al mismo tiempo. El espejo de un alma que sufre, incapaz de parar su propio dolor y determinación, pese al más que posible amargo final.
También es el retrato de un alma grande, a la que ningún sacrificio frenará o apartará de su objetivo final, no importa lo que deba perder por el camino.

Cierto es que algunos pasajes descriptivos se pueden hacer pesados en ocasiones, por lo concentrado de su texto...Las narraciones de la vida marina de aquellos hombres que se hacían a la mar durante años y que ponían sus vidas en peligro para conseguir un poco de aceite con que alumbrar las vidas hogareñas de los que esperaban angustiados la vuelta de sus seres queridos compensan con creces esos pequeños obstáculos, así como su rotundo final...

Una maravillosa visita a la complejidad del alma humana.

"¡Vive en el juego, y muere en el juego!"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Call me Ishmael."

The Korinthian dijo...

La mejor frase del libro (y una de las mejores que he leído nunca para empezar una novela).