sábado, 20 de junio de 2009

La historia del Soldado: Una pequeña entrevista a Kenny Ruiz

El pasado día 13 acudí al Teatro Real de Madrid a la representación de La Historia del soldado de Stravinski.

La función formaba parte del proyecto pedagógico y programa Joven, y por tanto iba dirigida a los más pequeños, aunque por fortuna a éstos los debía de acompañar algún adulto, así que ahí fui con mis sobrinos dispuesto a pasar un buen rato.

Resumen de la obra.

El compositor de la Obra -Stravinski-, unió su saber con el autor del texto -Ramuz- para construir la historia, deudora de los cuentos rusos en los que el diablo engaña al protagonista comprándole su alma para finalmente llevárselo a los infiernos sin solución posible. La obra habla de lo inevitable, de lo infernal, de lo imposible que es volver a lo que ya pasó, de la necesidad de elegir y de afrontar las consecuencias de dicha elección, de la inutilidad de vender nuestro ser más valioso por unas cuantas baratijas brillantes que no sirven para nada.
La acción nos sitúa a un joven soldado que vuelve a casa tras la guerra: le queda su violín, que simboliza su alma. El diablo le engaña para que acepte el intercambio del violín por un libro mágico que le proporcionará lo que desee, así como un período de tres días en su casa donde no le faltará de nada para que le enseñe a tocar el instrumento musical.

El período resulta ser de tres años, y el soldado ha sido olvidado en casa. Hasta su novia se ha casado con otro y ha tenido familia.
Las riquezas que tiene no le valen...

La siguiente ocasión en que se encuentra con el Diablo consigue vencerle emborráchandole en una noche de juego en la que apuesta todo lo que tiene para recuperar el violín, cosa que consigue.

Con él salva de su enfermedad a una princesa de un lugar cercano, pero debe limitarse a quedarse allí o el Diablo vencerá para siempre. Cuando ésta le pide que la lleve a su casa para mostrarle su vida pasada, el soldado acepta, pese a que sabe del riesgo. Lo quiere todo y desprecia el riesgo. Cuando abandona la ciudad, el Diablo vence llevándose al soldado a su violín para siempre.

Los genios que lo hicieron posible.
La representación se planteó como una mezcla intervertebrada entre la música, la palabra y la ilustración, mezclándose, apoyándose y dándose paso unas a las otras continuamente.

El director musical y violinista fue el conocido y reputado Ara Malikian. Fernando Palacios como Narrador guió con habilidad y genialidad a los otros dos estupendos actores César Gil y Jose Ángel Fuentes, y en la parte plástica degustamos el talento y el buen hacer de Kenny Ruiz junto a los coloristas Mazi, Tesla y Monroy.

Todos juntos consiguieron cautivar con sus disciplinas, creando unos momentos únicos, llenos de belleza musical, plástica e intelectual de gran belleza.
Un éxito que tanto pequeños como mayores supimos reconocer con una bonita ovación al finalizar la interpretación.

A continuación os dejo con una pequeña entrevista al gran Kenny Ruiz, que se brindó gustoso a responder algunas de las preguntas que sobre el proyecto me surgieron. Se lo agradezco especialmente pues aunar aficiones tan diferentes a priori como son para mí la música clásica y el cómic no es nada fácil, y él ha sido capaz de conseguirlo con unos resultados mucho más que destacables. El propio Kenny me facilitó las ilustraciones que acompañan al artículo y a la entrevista.
Espero que sea de vuestro agrado.
Entrevista a Kenny Ruiz.
Pregunta (P): La primera pregunta creo que debería de ser ¿Cómo surgió el Proyecto?
¿Qué te atrajo de él? ¿Te motivó especialmente el tema?

Kenny (K):
Pues Fernando Palacios, el narrador de la historia, me contactó por internet. Ya tenía la idea de insertar un comic en el concierto y supongo que buscando topó con mi violinista del Cazador de Rayos, nunca se lo he preguntado, prefiero imaginarme que le encantaba mi trabajo y tenía claro que tenía que ser yo, jejeje.

La idea ya en si misma era genial, así que no le costó mucho convencerme. La música es mi frustración más latente, la considero el arte más absoluto del universo y estoy totalmente incapacitado para practicarla. Para colmo junto con el movimiento es la mayor limitación del comic y siempre he trabajado para romper esa barrera.
En todos mis trabajos hay una parte musical, intentando evocar lo que para mi significa la música sin que el espectador pudiese escucharla. Este proyecto me daba la oportunidad inversa… la música necesitaba de las imágenes para ser entendida. Genial.

P:¿Cómo os planteasteis la colaboración para su realización? ¿Cómo fue el reparto de tareas? Mazi, Tesla y Monroy colorearon las ilustraciones. ¿Cómo fue ese trabajo en equipo?

K:Desde el principio sabía que haría falta mucho trabajo y dominio del color. Yo no disponía del tiempo necesario para llegar a ese nivel, por suerte estoy muy bien acompañado.
Yo realicé todos los bocetos y StoryBoards y una vez estuvo la estructura más o menos elegida distribuí las secuencias por coloristas, intentando que se ajustasen a las habilidades de mis compañeros.

Por ejemplo sabia que Tesla era muy buena dando texturas pictóricas y tonos cálidos, que era justo lo que quería para las escenas de violín. Mazi tiene predilección por los ambientes de SciFi caóticos y oscuros, las escenas del “diablo y la tentación” le venían como anillo al dedo, y Monroy puede ser meticuloso y detallista hasta la locura, así que el escenario del palacio sería una buena oportunidad.
Hubo escenas más complicadas de decidir así que normalmente las hacia quien disponía de más tiempo o tenía algún interés personal.

Nunca me preocupé mucho del cambio de estilo de color porque yo también cambié mucho el estilo de tinta, e incluso los encuadres, al igual que cambia la música radicalmente de un acto a otro… Creo que el cambio y la variedad son las tónicas generales de la obra así que pensé que lejos de empeorar el resultado, lo enriquecería, y estoy contento de esa decisión.

P:¿Recibisteis directrices, líneas de hacia dónde dirigiros?

K:Al principio no, y fue la peor parte. Es una obra muy compleja musicalmente con muchísimo tiempo en el que solo hay música. La historia no avanza, y no tenía ni idea de que dibujar. Pasé tardes enteras ante el papel en blanco con la música en Replay incapaz de idear nada que llenara esos huecos escénicos. Por suerte hacia el final se incorporó al proyecto Rita Constentino, la directora de escena, y a base de café y su experiencia en el terreno fuimos desgranando los misterios de Stravinsky. Me explicó muchos matices que había pasado por alto en la música, y algunas anotaciones escénicas de otras representaciones que yo desconocía… En definitiva ella fue la que ordeno todo el material. Si hubiese estado desde el principio todo hubiese sido más fácil, pero quizá hubiese perdido frescura.

P:Jugasteis con un tipo de narración más allá de la mera ilustración. Más como una fusión entre una película muda -o cómic sin palabras- en el que la iluminación y los cambios de ésta y del color en una misma imagen contribuían a transmitir sensaciones además de simples ideas o acciones. ¿Fue algo novedoso para vosotros o no muy diferente de lo que soléis hacer habitualmente?

K:Tio, todo lo que hice en este proyecto fue absolutamente novedoso para mí, me sentí caminando en arenas movedizas durante todo el proceso.
Los principios básicos son similares a los del comic, pero el formato, el sonido, y sobre todo el tiempo de duración de cada imagen lo cambiaban todo. Además no podía usar todos los encuadres que usaría en un comic o la proyección saturaría al espectador y no podría apreciar el concierto o a los actores, y por otra parte no queríamos caer en trucos baratos de animación limitada. La idea era explotar al máximo la narrativa del comic con la mínima cantidad de viñetas.

Probé muchas cosas que no funcionaron y retocamos el montaje hasta la misma semana del estreno, explorando cuándo dejar espacio a los actores, cuándo a la música y cuándo sólo a las ilustraciones, fue todo a prueba y error; algunas cosas funcionaron muy bien, y otras no tanto. Si empezara hoy el proyecto, con la experiencia adquirida, sería mucho mejor.

P:¿Os coordinasteis de alguna manera para atacar el trabajo en todas las vertientes como un equipo?
Además de la historia gráfica en pantalla, la música clásica y la palabra -por el excelente trío de actores que encarna a los personajes principales- se tenían que encaminar en la misma dirección para contribuir a narrar la historia, cosa que en mi opinión conseguisteis con estupendos resultados.

K:Buf, pues menos mal.
Toda esa responsabilidad caía sobre Rita, que era quien estaba en contacto con todos los equipos. De pronto quedábamos y me decía que tal parte quedaba aburridísima con los diálogos, o que tal otra estaba saturada porque la música era muy absorbente, así que lo volvíamos a escuchar y lo remontábamos.
Además en un principio no sabíamos cuantos actores iba a haber, en algunas ocasiones se ha representado con una chica más o algún secundario y en otras ha sido solo un narrador, así que no supimos a qué atenernos hasta unos pocos meses antes del estreno.

Una semana antes tuvimos el primer ensayo general, y yo estaba convencido de que habría que dibujar alguna escena de nuevo, o cambiar el montaje, pero todo funcionó realmente bien, especialmente el equipo técnico,. Encabezados por Sergio y Javi trabajaron durísimo para que las proyecciones fuesen perfectamente acompasadas con la actuación y la música así que no tuvimos que cambiar nada... aún me sorprende.

P:La ambientación y el vestuario de los personajes juegan un poco con la indefinición, buceando un poco en el pasado pero con toques futuristas al mismo tiempo.
¿Era algo buscado conscientemente ya que de alguna manera la historia es una historia universal y atemporal?

K:Exactamente, también tenía que intentar sorprender al público infantil, que es a quien va dirigido, y un soldado de la 1ª guerra mundial no creo que tenga esa capacidad. Buscaba la manera de mantener los elementos clásicos de la obra original con nuevos ingredientes inesperados y sorprendentes y la “Fantasía Anacrónica” es un ambiente que conozco bien por mis otras obras, así que me lo llevé a mi terreno. Hay que decir que desde el Teatro Real siempre estuvieron abiertos a cualquier propuesta, por descabellada que fuese, es algo que no me esperaba y que facilitó mucho mi trabajo.

P: ¿Qué tal la relación con los músicos y los intérpretes?

K:Genial, aunque escasa. Sólo nos veíamos en los ensayos y llevábamos el tiempo justo, pero siempre se buscó el momento de animarnos unos a otros y hacer piña.
Ara Malikian es un genio. Cuando la gente del Teatro me hablaba de él no paraban de alabarle, no solo por su talento, sino también por su persona, y así lo demostró, es un tipo muy simpático e increíblemente cercano, muy lejos del tópico del músico estirado y altivo.

Los chicos de la orquesta eran mas jóvenes que yo y venían con muchas ganas. Yo no tengo la preparación para valorar su trabajo en su justa medida, pero tanto el director musical como la directora de escena estaban sorprendidos con los resultados.
Por otra parte estaban los técnicos, héroes en la sombra, Canales, Javi y Sergio, una gente tremendamente preparada y profesional capaz de resolver el problema más titánico a 15 minutos del estreno, con nervios de acero y buen carácter.
Ademas en todo momento sentí que todos sentían la obra como suya, todo el mundo quería hacer lo mejor posible en su puesto, y que todo saliera a la perfección, es una actitud que a menudo echo en falta en el mundo del comic.
¡Joder!, la verdad es que conocer a toda esta gente llena de talento y energía ha sido lo mejor del proyecto.

P: ¿Qué piensas del resultado? ¿Cambiarías algo?

K:Me gusta el resultado y lo cambiaría todo, jejejeje.
Como te he dicho estaba muy perdido al principio y cuando empecé a discernir el resultado final ya no podía rehacerlo todo. En muchas ocasiones he tenido que tragar saliva y asumir errores que ya no podía solucionar. Por suerte la combinación escena-música-actores sí funciona muy bien, y creo que es lo más importante e innovador de la obra, trabajamos mucho en ello y lo conseguimos, así que dentro de todo estoy satisfecho.
Si tuviese que elegir solo un cambio sería la escena de la “vieja vendedora”. César, el actor del Diablo, hace una actuación genial en esa parte y la ilustración no está a la altura.

P: El público era heterogéneo: Adultos, niños de diversas edades… ¿cambia eso algo a la hora de afrontar el trabajo?

K:Mucho, el público potencial hay que tenerlo siempre presente o acabaríamos haciendo pajas mentales que solo entendemos nosotros.
Lo principal es que los niños comprendieran la historia y disfrutasen de la música, pero sabíamos que irían acompañados de sus padres y a este público había que darle también algo en lo que reflexionar, por eso me permití alguna metáfora visual más compleja, que no interrumpiese pero evocase conceptos más maduros como la soledad, la vanidad, o la perdida.

P:¿Te has o te han planteado alguna futura colaboración en esta línea?

K:Por lo pronto sé que se repondrá en Noviembre en la Universidad Carlos III de Leganés, lo cual significa que ha funcionado muy bien, pero aún es pronto para hablar de mas proyectos, además no creo que esta combinación funcione con cualquier obra, así que habría que encontrar otra oportunidad idónea.

Última pregunta (sin relación con la obra): ¿Qué te sugiere Mike Mignola como artista? (risas)

K:Es lo que Ara Malikian al Violín: único. Jejejeje.

¡Gracias, mil, artista!

2 comentarios:

Vicente García dijo...

Como tu mail me devuelve los mensajes, te escfribo aquí que llegárá seguro. Muy buen post y gracias por mandar el enlace. Un gran trabajo!

The Korinthian dijo...

Gracias a ti, Vicente.
Un saludo!!