Casi 20 años después de iniciar Erik Larsen la que es una de las series regulares más longevas de la historia del comic book (y desde luego de las editoriales independientes sin ninguna duda) me he acercado a la misma, después de haber leído en su momento el inicio de todo.
¿Y con qué nos encontramos? Sin duda con una serie fresca, ligera, divertida y con mucho que disfrutar, con un Larsen que pica la curiosidad con sus personajes, cuitas y relaciones. Consigue que uno no se pierda y además, que desee enterarse de todos esos pequeños detalles que definen a los personajes y a sus decisiones y de los que aún no sabemos nada.
Savage Dragon no es el protagonista, sino su hijo, y lo que hace tantos años no terminó de engancharme, tal vez lo haga ahora...
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