Pasqual Ferry quería dibujarme una Cosa (y a mí me encanta), pero se me había metido en la cabeza que quería una Bruja Escarlata. Le dije que La Cosa me encantaaba y que lo había pensado, pero que le daba opciones y sugerencias con la Bruja. Pensó un instante y comenzó a dibujar. Cuando ví que aquello no pintaba por la mutante Escarlata, comenté: ¡Qué Bruja más rara! Salvador Larroca, que estaba a su lado, miró y se rió.
Y yo terminé agradeciéndole a Ferry la estupenda figura de la calle Yancy, y diciéndole que no la cambiaba ni por 3 Brujas.
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