Siempre nos quedará Ann Nocenti.
La escritora y editora -responsable de una de las mejores etapas de Daredevil junto a un estupendo John Romita Jr- realizó junto a un primerizo Sean Phillips, 16 números de Kid Eternity, ese personaje que, muerto antes de tiempo, fue compensado con la casi inmortalidad y la capacidad de convocar a cualquier humano fallecido.
Se iniciaba la década de los 90, y Nocenti, que ya dio sobradas muestras de su capacidad y talento, llegó a un sello Vértigo que le otorgaba posibilidades nada restrictivas. En la serie (recopilada en un tomo por Planeta) aprovechó esa libertad para dar rienda suelta a multitud de temas, narrando con orden a pesar de las alucinatorias, imaginativas y diversas historias secundarias.
En un símil con los Invisibles de Morrison -con quien comparte ese tono adulto, surrealista y mágico-, podría decirse que el trabajo de Nocenti...SE ENTIENDE. Osea, que según Les Luthiers, la segunda lectura se llega a entender también...
La autodefinición de la personalidad, la búsqueda de un lugar y una misión en el mundo, la locura e injusticia de la alienante sociedad actual, el maltrato y el abuso, las etiquetas, el amor platónico, el humor, la religión, la creación y caída de los ídolos, la manipulación informativa, la psicología, la homosexualidad, el militarismo y la investigación científica...
Todo cabe y completa. Y, por encima de todo, un talento que se echa mucho de menos...
Ann Nocenti.
La escritora y editora -responsable de una de las mejores etapas de Daredevil junto a un estupendo John Romita Jr- realizó junto a un primerizo Sean Phillips, 16 números de Kid Eternity, ese personaje que, muerto antes de tiempo, fue compensado con la casi inmortalidad y la capacidad de convocar a cualquier humano fallecido.
Se iniciaba la década de los 90, y Nocenti, que ya dio sobradas muestras de su capacidad y talento, llegó a un sello Vértigo que le otorgaba posibilidades nada restrictivas. En la serie (recopilada en un tomo por Planeta) aprovechó esa libertad para dar rienda suelta a multitud de temas, narrando con orden a pesar de las alucinatorias, imaginativas y diversas historias secundarias.
En un símil con los Invisibles de Morrison -con quien comparte ese tono adulto, surrealista y mágico-, podría decirse que el trabajo de Nocenti...SE ENTIENDE. Osea, que según Les Luthiers, la segunda lectura se llega a entender también...
La autodefinición de la personalidad, la búsqueda de un lugar y una misión en el mundo, la locura e injusticia de la alienante sociedad actual, el maltrato y el abuso, las etiquetas, el amor platónico, el humor, la religión, la creación y caída de los ídolos, la manipulación informativa, la psicología, la homosexualidad, el militarismo y la investigación científica...
Todo cabe y completa. Y, por encima de todo, un talento que se echa mucho de menos...
Ann Nocenti.
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